domingo, 15 de mayo de 2011

La magia de la espagíria en el uso doméstico


Muchos son los productos que podemos encontrar hoy en día en el mercado, elaborados a base de plantas. Efectivamente, la cosmética natural está en auge y su veloz crecimiento (comparado con el de la cosmética convencional) es el resultado de una demanda cada vez mayor entre los consumidores de cuidar la higiene y la salud con productos procedentes de la naturaleza.

Al margen de que, desafortunadamente, muchos de estos cosméticos no tienen realmente el origen natural que sus eslóganes publicitarios sugieren, (ya que la legislación vigente no ha podido seguir el ritmo del rápido desarrollo de esta industria), es cierto que algunas firmas de confianza nos ofrecen productos con contenido verdaderamente natural.


Sin embargo, aun pudiendo gozar de diversas opciones para cuidar nuestra salud y belleza con fórmulas exentas de ingredientes sintéticos, pocas son las alternativas elaboradas con la antigua ciencia de la Espagíria.

Acuñado por el famoso alquimista Paracelso a principios del s.XVI, el término espagíria hace referencia al uso de las plantas para producir remedios medicinales, usando procesos alquímicos. Entre estos procedimientos encontramos la destilación, la fermentación, y la extracción de componentes minerales de las cenizas.

La palabra procede de “span” o extraer, y “ageiro” o reunir, y el concepto está inspirado en el paradigma egipcio de “solve et coagula”, que significa “disuelve y coagula”, siendo estos procedimientos alquímicos por excelencia, es decir, extraer o disolver una substancia de su origen, para mezclarla con otra substancia y así crear un producto nuevo. Y es a través de este procedimiento que se han elaborado, desde tiempos inmemorables, productos medicinales y también cosméticos.

Es el caso del “Agua de la Reina de Hungría”, clásica fórmula de perfumería desde el s.XIV. Cuenta la Historia que la Reina Isabel de Hungría, famosa por su belleza, sentía que el paso de los años pasaba factura no sólo a su lozanía sino también a su salud. Paseando a caballo tuvo la fortuna de toparse con un alquimista al cual pidió que le elaborara una fórmula para rejuvenecer. Este le confeccionó el agua que ahora lleva su nombre, a base de alcohol de romero y aceites esenciales, con procedimientos alquímicos, y la Reina recobró la salud y la vitalidad. Se dice que a sus 72 años fue cortejada por el rey de Polonia el cual la pidió en matrimonio, petición que ella rehusó.

Esta exitosa fórmula burló la hoguera de la Inquisición y ha llegado a nuestros días, pudiéndose encontrar en el mercado, con más o menos fidelidad a su elaboración original. Esta implica una recolección selectiva de la planta en su momento de apogeo, una maceración en alcohol, y un proceso de filtración, calcinación de la planta residual y nueva maceración de las cenizas, ya que el alcohol no consigue extraer todas las propiedades de las plantas, y la maceración de las cenizas asegura que la tintura resultante contenga los oligoelementos propios de la misma. Además, se tienen en cuenta influencias astrológicas que potencian la fuerza de esta agua. Este proceso se repite tres veces, y a la tintura se le añaden unos aceites esenciales que completan la fórmula.

El resultado es un tónico corporal que, tal y como hizo con Isabel de Hungría, regenera, rejuvenece, estimula, tiene acción adelgazante, depurativa y drenante.

Del mismo modo, el tradicional alcohol de romero, si se realiza en base a la Espagíria, incluye no sólo la tintura de Romero descrita anteriormente sino el aceite esencial de la planta, otorgándole propiedades energetizantes, anticelulíticas, revitalizantes, siendo, como consecuencia, un excelente tónico del sistema circulatorio. Ha sido tradicionalmente usado para golpes.

Estos dos productos los consideramos también como catalizadores, ya que cuando son aplicados en friegas sobre la piel antes de aplicar un aceite o emulsión corporal, sus ingredientes hacen sinergia con los de los otros productos (cuando estos son naturales), potenciándolos y multiplicando sus efectos.

En el caso del aceite de Hipérico, producto espagírico donde los haya, se sigue el mismo proceso, aunque la maceración de la hierba de San Juan, corazoncillo o hierba militar, como se denomina comúnmente al hipérico, se hace en aceite de oliva arbequina de primera presión en frío. El momento álgido de la planta es el día del solsticio de verano (de ahí su nombre) entre las 12 y 14 horas, ya que se trata de una planta solar. En ese momento, se colectan las sumidades floridas. Se secan durante 24 horas para que pierdan humedad, y luego se maceran en aceite durante tres semanas al sol y a la luna. Este procedimiento se encuentra descrito en la “cartilla rústica” de 1727 del catedrático de la Universidad de Salamanca Don Diego de Torres.

Las propiedades de este aceite son popularmente conocidas, sobretodo en cuanto a su gran poder de regeneración de heridas y quemaduras. Sin embargo, en el uso cosmético constituye una herramienta indispensable de cabina o botiquín, dadas sus propiedades despigmentantes, rejuvenecedoras, anti-inflamatorias y calmantes, para cualquier profesional o particular que quiera proteger su piel y tener a mano un remedio tanto de emergencia como de aplicación diaria.

Así pues, los productos espagíricos no sólo nos aportan los beneficios de la naturaleza, sino también la sabiduría ancestral de nuestros antepasados, y la armonía cósmica con la que están elaborados, y que nos transmiten a cada uso.

EL INCIENSO

El Incienso ha sido considerado como un tesoro natural durante siglos, simboliza la divinidad y es quemado de forma habitual para adorar a los dioses. Su uso registrado como el más antiguo fue encontrado en una inscripcción en la tumba del siglo 15 a.C. de la reina egipcia Hathsepsut. El Incienso fue utilizado en muchas culturas para el tratamiento de casi todas las dolencias conocidas. Los antiguos egipcios lo utilizaron para la fabricación de un polvo llamado Kohl, utilizado para fines cosméticos, como perfilador de los ojos, en la distintiva línea de color negro de las mujeres egipcias. También era utilizado antiguamente en máscaras faciales por su efecto rejuvenecedor.

Es considerado en el Oriente Medio como el “aceite sagrado” y la tradición en su uso para cerimonias religiosas ha seguido durante miles de años. Se encuentra descrito, a menudo, en textos históricos y es mencionado un total de 22 veces en la Biblia.

El aceite esencial de Incienso es destilado de la resina de un arbol de la família burseraceae. Las plantas de esta família son esculpidas muchas veces en bonsais, de troncos misteriosamente modelados y ramas deshojadas, debido a las condiciones extremas que sobreviven en sus ambientes del desierto. Hay muchas especies diferentes de incienso que crece des del Este de África, a través del sud de Arabia y hasta el norte-oeste de la India. Un concenso general entre los botánicos identifica cuatro tipos principales de Boswellia: Boswellia carteri procede de Somalia; Boswellia sacra del sud de Arabia Saudí, del Yemen y Oman; Boswellia frereana también crece en Somalia (su resina y aceite esencial se conocen como elemí africano) y Boswellia serrata crece en la India (su resina y aceite esencial son conocidos como olíbano indio). La composición varía según el tipo de planta y su lugar de origen.

El incienso es un hermoso árbol pequeño o arbusto con abundantes hojas pinnadas y flores blancas o de color rosado pálido. El tronco del árbol de Incienso exuda una sustancia pegajosa llamada óleo-goma-resina (gomorresina oleosa). Esta óleo-goma-resina está compuesta aproximadamente de un 65% de goma, un 30% de resina y un 4% de aceite esencial. Para la obtención de la resina los colectores practican incisiones en los troncos de modo que bajo el calor del sol del desierto la resina se seca en una masa dura. La reina cruda de incienso puede tratarse de una o dos maneras para producir líquidos aromáticos. Es soluble en solventes químicos y el aceite esencial puede obtenerse por destilación al vapor. El proceso de extracción con solventes produce una substancia viscosa casi sólida que se llama resinoide. Los resinoides son solubles el alcoholes inodoros de alto grado y muchas veces estos resinoides disueltos en alcohol se presentan como aceites esenciales. Los resinoides son muy utilizados en la fabricación de perfumes. El aceite esencial de incienso procedente de la destilación al vapor es más adecuado para fines aromaterapéuticos.

Originario del Mar Rojo crece silvestre en todo el nordeste de África. La goma se produce en Somalia, Etiopía, China y el sur de la península arábica siendo destilada en Europa y en la India.

El incienso ha sido asociado durante siglos con la espiritualidad. Fue uno de los primeros aceites utilizados en perfumería, medicina, en la técnica de embalsamiento y como ingrediente cosmético altamente valorado. También resultaba una posesión muy valiosa en el mundo antiguo rivalizando con muchos metales, piedras y gemas preciosas.

Composición:
El aceite esencial de incienso se obtiene mediante destilación al vapor de la gomorresina oleosa seleccionada (aproximadamente se encuentra de un 3-10% de aceite). También se produce un absoluto, que se utiliza principalmente como fijativo. Se trata de un líquido móvil de color amarillo palido o verdoso con una nota alta terpénica y fresca y una nota baja rica, cálida y dulcemente balsámica. Combina bien con los aceites de madera de sándalo, pino, vetiver, geranio, lavanda, mimosa, neroli, naranja, bergamota, alcanfor, albahaca, pimienta, canela y otros aceites de especias. Modifica el aroma dulce de las mezclas de cítricos de una forma muy interesante. Su aroma es balsámico, persistente, amaderado, ligeramente alcanforado, resinoso, rico y dulce. Es usado como fijador en perfumería y como conservante.

Entre sus componentes principales destacan básicamente hidrocarburos monoterpenos, en especial pineno, dipenteno, limoneno, tuyona, felandreno, cimeno, mirceno y terpineno; también octil-acetato, octanos e incensol, entre otros.

Propiedades:
Debido a la composición mayoritaria del aceite esencial en compuestos monoterpenos su actividad antiinflamatoria, antiséptica y astringente es importante. Es adecuado en el tratamiento de heridas, del acné y de la piel seca, agrietada y madura. El incienso refuerza el sistema respiratorio e immunitario debilitado por resfriados, gripe, tos, bronquitis o laringitis. Asimismo, favorece el sistema nervioso durante períodos de ansiedad, estrés y tensión nerviosa y beneficia los sistemas digestivo, urinario y el útero especialmente durante la menstruación.

El incienso tiene la habilidad de relajar y hacer más profunda la respiración, lo que es muy propicio para la oración y la meditación dado que genera un estado de calma, comfort y serenidad. Actualmente es objeto de investigación y usado para aplicaciones terapéuticas en algunos hospitales incluso europeos. Se considera anticatarral, antitumoral, immuno estimulante, antidepresivo y previene las cicatrices. Al contener también sesquiterpenos entre sus componentes ayuda a oxigenar las glándulas pineal y pituitaria. En aromaterapia es excelente en casos de agotamiento, mal humor, sentimientos negativos, falta de confianza y debilidad emocional. Es un aceite recomfortante, controla la tensión ralentizando la respiración y ayuda a la concentración mental.

La goma y el aceite han sido empleados tradicionalmente como fijadores y componentes fragantes de jabones, cosméticos y perfumes, especialmente los de tipo oriental, especiados o masculinos. En farmacia se utilizan como linimento y en pastillas para la garganta. El aceite, en dosis muy pequeñas, se utiliza también para aromatizar alimentos (como algunos derivados cárnicos), bebidas alcohólicas y refrescos.

Resultados cosméticos:
Los efectos cosméticos del incienso son documentados des de la antigüedad a partir de su uso en el popular Kohl egipcio, perfumes y mascaras faciales rejuvenecedoras… Los principales efectos del aceite esencial de incienso se resumen en:
• antiinflamatorio y preventivo del envejecimiento cutáneo
• dermoprotector
• astringente
• regenerador
• tónico
• calmante

En el tratamiento de la piel es usado en tratamientos antienvejecimiento y rejuvenecedores, en caso de acné, para regular la secreción sebácea, para reducir manchas, en pieles con complexión seca o envejecida y también en caso de cicatrices y arrugas por su efecto altamente regenerador.


EL LIMÓN

En la mitología griega ya se hace referencia al limonero, árbol que habitaba en el Jardín de las Hespérides, conocido como el “Árbol de las manzanas de oro”. Cuenta la historia que dicho árbol, donador de la preciada fruta de la inmortalidad, fue custodiado por Ladón, un dragón-serpiente dotado con cien cabezas. Euristeo, rey de Micenas, encargó a Hércules 12 trabajos entre los que se encontraba el robo de las manzanas de oro, hazaña que logró después de vencer al malvado Ladón. De esta leyenda procede la denominación “hesperidio”, vocablo usado para mencionar de forma genérica a los frutos cítricos.


El origen de los primeros limoneros se sitúa en la India, aunque fue extendido gracias a los musulmanes por toda Europa, sobretodo en la región mediterránea. De ahí proviene la etimología del nombre limón que procede de la palabra árabe laymun. Aún así, con el descubrimiento de América, su cultivo también llegó al Nuevo Mundo, donde hoy en día está generosamente extendido.

El limonero es un árbol pequeño perteneciente a la familia de las rutáceas que puede crecer de 3 a 6 metros de altura. Es de hoja perenne, ovada y de margen serrado. De sus ramas surgen duras espinas y brotan fragantes flores. El limón, fruto del limonero, es de color amarillo, muy jugoso y con la pulpa caracterizada por un sabor muy ácido.

Composición
El aceite esencial del limón se extrae por presión en frío de su corteza fresca. Se obtiene un líquido oleoso de color amarillo-verdoso claro, de aroma cítrico, fresco y altamente vivaz que estimula todos los sentidos. Este aceite es uno de los preferidos tanto para las mujeres como para los hombres, pues su agradable fragancia evoca a la perfección al preciado fruto.

Es uno de los aceites esenciales con rendimientos de extracción más favorables, se necesitan unos 1000 limones para producir 0,5 Kg de aceite aproximadamente.

La composición en la corteza del limón es la siguiente:

• Aceite esencial (hasta 2,5%) almacenado en unas glándulas. Compuesto básicamente por limoneno, entre otros.
• Cumarinas
• Flavonoides. Constituyen los pigmentos que otorgan color al fruto. Muy abundantes. Destaca la quercitina.
• Sustancias pécticas con poder gelificante.
• Principios amargos. Como la limonina, responsable del sabor amargo del limón.
• Pigmentos. Carotenos y xantofilas. Encargados de dar, junto con los flavonoides, la coloración amarilla a la corteza.
• También son la razón de su enorme sensibilidad a la oxidación.
• Otros principios activos. Vitamina C, entre otros.


Propiedades farmacológicas
Una de las propiedades más significativas del limón es la de mejorar la circulación en general. Actúa como tónico circulatorio gracias a la acción de los flavonoides, responsables de disminuir la permeabilidad capilar además de aumentar su resistencia. Ideal para el tratamiento de varices. Debido a esta capacidad drenante y descongestionante también ejerce una buena función como diurético, eliminando toxinas en tratamientos anticelulíticos.

Utilizado como antireumático, mediante un buen masaje, calma los dolores articulares. Asimismo es de gran ayuda frente a los dolores de crecimiento que experimentan los más pequeños.

Su intenso y fresco aroma realza el ánimo decaído durante estados depresivos o de inseguridad, aumentando la tonicidad y la fuerza vital.

Resultados cosméticos
Antiguamente ya se empleaban las flores más aromáticas junto con las cortezas de los cítricos para perfumar los baños de los más afortunados. Así mejoraban su estado de ánimo a la vez que favorecían el estado de su piel. De ahí se puede decir que nació la Aromacosmética.

Actualmente el limón de emplea generosamente en el campo de la cosmética para aromatizar cualquier tipo de preparación: jabones, aguas de colonia, perfumes, etc.
Aún así, las propiedades cosméticas que ofrece el citado cítrico son innumerables. Aporta una extraordinaria acción antioxidante gracias a la presencia de los flavonoides, sobretodo la quercitina, y la vitamina C. La actividad antiradicalaria que ofrece ayuda a preservar la piel y los cabellos frente a procesos oxidativos, contribuyendo con un efecto fotoprotector.

La vitamina C también interviene en la estimulación y la estabilidad del colágeno, dando poder cicatrizante a la vez que respalda los procesos de formación de tejidos. Excelente ingrediente en la formulación de preparados antienvejecimiento.

El extracto de limón evita una proliferación excesiva de las células presentes en la epidermis del cuero cabelludo, razón por la cual se convierte en un buen cosmético capilar anticaspa.

Debido al citado efecto drenante también resulta un aliado perfecto en preparaciones anticelulíticas. Con poder astringente, puede usarse en casos de pieles grasas y poros abiertos pues equilibra la piel disminuyendo la secreción sebácea excesiva.

Capacidad antimicrobiana
La frecuente práctica de añadir unas gotas de limón antes de comer marisco es el resultado de la capacidad antimicrobiana que presenta el fruto. El poder bactericida que aporta el limón es un buen método para garantizar el adecuado estado del marisco antes de ingerirlo.

Los ácidos orgánicos presentes en el hesperidio, especialmente el ácido cítrico y el málico, actúan como potentes desinfectantes. Por esta razón, el limón resulta muy beneficioso para tratar resfriados, infecciones de garganta, halitosis, gingivitis o caries, entre otros. En todos estos casos, en los que hay algún tipo de inflamación, ya sea en la garganta, en las encías, etc., éste ayudará a paliar los molestos síntomas que se van manifestando. Otra virtud que posee el limón es la de estimular la formación de los glóbulos blancos o leucocitos, otro motivo por el cual beneficia cualquier enfermedad infecciosa en general.

Efectos adversos
Se tiene que tener especial cuidado con los aceites esenciales que tienen su origen en los cítricos pues son altamente sensibles a la luz solar, es por esto que se les llama fotosensibles. Se debe respetar un tiempo prudente (unas horas) antes de tomar el sol después de la aplicación de un preparado que contenga algún aceite esencial cítrico, como el limón o la naranja. Por lo contrario, la piel podría alterarse presentando manchas o quemaduras.

De la misma forma, se recomienda un uso exclusivo de aceites vegetales de primera presión en frío durante los periodos de embarazo y lactancia. En tal caso, un uso inadecuado o excesivo de los aceites esenciales podría ser perjudicial, por lo que se aconseja cesar cualquier aplicación de los mismos.

Por otra parte, deben acatarse las dosis recomendadas según la zona corporal donde se aplique el producto cosmético. No se debe añadir más del 1% de aceite esencial en preparados faciales ni tampoco más del 3% en preparaciones indicadas para la zona corporal.

Aceites vegetales: portadores con vida propia

Carentes de perfume, y normalmente conocidos como elementos culinarios o como accesorios de la Aromaterapia, los aceites portadores juegan a menudo un papel secundario como vehículo de los aceites esenciales, a la sombra de estos. Sin embargo, estos líquidos grasos procedentes del reino vegetal, constituyen, por sí mismos, un tesoro para la salud de la piel.

A diferencia de los esenciales, estos no son volátiles, y debido tanto a su poder de lubricación como a su gran capacidad de penetración, los aceites vegetales son, en efecto, la base de muchos productos cosméticos naturales. Pero utilizar estos lípidos como meros portadores sería menoscabar su importancia y desperdiciar sus diversas utilidades y propiedades terapéuticas.

Aunque de naturaleza grasa, permiten que la piel respire ya que nutren sin engrasar (a diferencia de sus primos los aceites minerales que ocluyen los poros), y son absorbidos de manera rápida, en un periodo de tiempo de entre siete y diez minutos, además de aportar vitaminas, proteínas y minerales, y de prevenir la pérdida de agua transepidérmica gracias a su sinergia con el manto hidrolipídico de la piel. Podrían considerarse como verdaderos zumos de semillas, bayas y frutos secos, como las almendras, nueces, albaricoques y sésamo, y los de mejor calidad son aquellos de primera presión en frío, ya que el calor destruye algunas de sus propiedades, y la primera presión nos garantiza su virginidad y, la conservación de sus cualidades.

Son ideales durante el embarazo, estadio en el que, como norma genérica y con excepciones, no se recomienda usar aceites esenciales por la posible interacción de estos con el sistema hormonal femenino. Es por ello que se ha usado tradicionalmente el aceite de almendras o incluso el de oliva, sin mezclar con nada, para prevenir las estrías propias de la gestación.

Aún siendo el aceite de almendras el más popular, cabe destacar, dentro de la amplia gama de aceites vegetales comercializados actualmente, el aceite de Rosa Mosqueta y el de Germen de Trigo.

Rosa Mosqueta
A diferencia de lo que muchos pensábamos, la Rosa Rubiginosa es nativa de Europa, cultivándose tradicionalmente en Gran Bretaña, aunque también se encuentra en estado silvestre a lo largo de la cordillera andina, de ahí su reputación como planta chilena.

Su composición cuenta con alta presencia (95%) de ácidos grasos esenciales (pálmico,esteárico, linolénico 44-49%, linoleico 28-34% y oleico) y vitamina C (840mg del fruto total), además de ácido retinoico, carotinoides, flavonoides, pectinas, polifenoles y riboflavina.

Estos componentes le otorgan la acción rejuvenecedora que lo distingue, ya que promueve la síntesis de colágeno en nuestra piel, creando o recreando la estructura de la misma. Además, la presencia del ácido trans-retinoico (0,01-0,10%) el cual reduce tumorigenicidad de las células, combate fotoenvejecimiento, arrugas y cicatrices. Y es por ello, además de su acción anti-manchas y ojeras, que su reputación se centre en su utilidad como aceite facial. Sin embargo, su acción cicatrizante y anti-estrías así como su alta capacidad de regeneración lo hace igualmente útil y valioso como aceite corporal, particularmente en zonas localizadas.

Germen de Trigo
De amplias y conocidas propiedades a nivel interno, también nos ofrece este aceite un buen surtido de posibilidades de aplicación a nivel tópico.

Algo que, sin duda, lo distingue es su acción antioxidante ya que combate la acción de los radicales libres, por lo que se usa como “conservante” de otros aceites vegetales lo cual, sumado a sus muchas otras propiedades, explica su constante presencia en sinergias de Aromaterapia.

Cuenta con un 98% de ácidos grasos esenciales (octacosanol, ácido linoleico, ácido oleico, ácido palmítico) 14% de ellos son ácidos grasos insaturados, 14% ácidos grasos monoinsaturados y 70% ácidos grasos poliinsaturados, además de una alta cantidad de Vitamina E, minerales, provitamina A, vitamina F y estearina.

Esta poderosa combinación le otorga sus reconocidas propiedades contra el envejecimiento y las estrías, como regenerador de cicatrices, indicado para cualquier tipo de piel pero sobretodo para aquellas más maduras y castigadas. A ello se añade su acción contra la caspa, por lo que lo convierte también en un excelente aceite capilar.

Por ello, invito a todos aquellos que miman y cuidan su piel, a que se beneficien de las bondades de este oro líquido que son los aceites vegetales, como hacían antes nuestros ancestros, como sin duda, seguiremos haciendo siempre.


El consumo de compuestos fenólicos tiene efectos muy positivios

El reino vegetal tiene la llave de la prevención de la oxidación celular, con los compuestos fenólicos como sustancias con mayor capacidad para evitar el estrés oxidativo. Existen múltiples clasificaciones de las sustancias antioxidantes y la denominación de compuestos fenólicos responde a un grupo de sustancias químicas encontradas en plantas caracterizadas por la presencia de un grupo fenol o más por molécula. Tal como explica el doctor Francisco Tinahones, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, “los compuestos fenólicos los constituyen una enorme cantidad de compuestos, todos ellos con un altísimo poder antioxidante y, entre ellos, el grupo de los flavonoides es uno de los más abundantes en los alimentos”.

Así lo ha señalado este experto en Sevilla, en el marco del Seminario para medios de comunicación Antioxidantes: aliados de la salud, convocado por Minute Maid, con el aval de la Academia Española de Dermatología y Venereología, la Asociación Española de Informadores de la Salud, y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Y ha añadido que “hay numerosas evidencias de que el consumo de compuestos fenólicos tiene efectos muy positivos para la salud, y se los relaciona con la protección de la enfermedad cardiovascular, de determinados tipos de cáncer y con un enlentecimiento del envejecimiento; es decir, tienen un efecto positivo frente a los grandes problemas de salud de los países desarrollados”.

El efecto protector de los compuestos fenólicos se manifiesta en un menor estrés oxidativo, un proceso que tiene una relación estrecha, por ejemplo, con la aparición de la diabetes ligada a la obesidad: “el incremento en la producción de sustancias oxidantes -asegura el doctor Tinahones- está relacionado con la génesis de la diabetes”. Sin embargo, ese aumento de estrés oxidativo genera también, según este experto, un incremento del estado inflamatorio del sujeto, que influye de forma directa en el origen de enfermedades cardiovasculares. “Por otro lado -continúa Tinahones- existen evidencias claras de la relación entre el exceso de producción de productos oxidantes con la aparición de determinados tipos de cánceres. Por tanto, ese exceso de formación de productos oxidantes generados por el estilo de vida occidental puede ser contrarrestado, al menos en parte, por una mayor ingesta de productos antioxidantes naturales, como los compuestos fenólicos”.

-¿Dónde encontrarlos?
Entre los alimentos que poseen una importante cantidad de compuestos fenólicos se encuentran las frutas: arándanos, moras y frambuesas, manzanas, ciruelas, pomelos, cerezas o uvas son algunas de las que cuentan con más sustancias fenólicas. Dentro de las hortalizas, cabe citar, por ejemplo, alcachofas, espárragos, berenjenas, espinacas, brócoli, ajo o cebolla. Pero también los frutos secos, como nueces, pistachos, almendras y avellanas, y otros productos obtenidos de vegetales, como el vino, el té y el aceite de oliva que contienen compuestos fenólicos.

El doctor Tinahones asegura que “muchos de estos productos son constitutivos de la dieta mediterránea, que sería importante reivindicar como dieta saludable”. Además, señala que España está perdiendo esta forma de comer y los alimentos ingeridos en nuestro país no se diferencian demasiado de los de otros lugares del mundo desarrollado, perdiéndose así la adherencia a la dieta mediterránea de forma importante en las últimas décadas.

“Se deberían incluir en la alimentación de forma rutinaria -añade- productos que contienen compuestos fenólicos: aquellas frutas con alto contenido en compuestos fenólicos y que son poco accesibles en los mercados, como son las frutas del bosque, pueden tomarse también en forma de mermeladas o zumos comercializados”.

Los especialistas señalan que el mejor consejo nutricional que se puede dar es la recomendación del consumo de frutas y vegetales, con gran cantidad de nutrientes y antioxidantes, empezando por la infancia, ya que es el momento en el que los niños adquieren sus hábitos alimentarios. Los efectos protectores de los vegetales y las frutas observados en estudios epidemiológicos no se observan con presentación y dosis farmacológicas de las plantas o sus constituyentes, sino consumidos como parte de la dieta usual, tanto a nivel de matriz como de frecuencia de consumo. Los datos epidemiológicos muestran que el consumo de vegetales y frutas con antioxidantes es beneficioso por sí mismo.


El sol, culpable de más del 90% de los tumores en la piel


Más del 90% de los tumores de la piel se deben a la exposición al sol. El dato fue expuesto por el doctor Pedro Jaén( Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid) en Sevilla durante el Seminario ANTIOXIDANTES: ALIADOS DE LA SALUD, organizado por Minute Maid. Según este experto "el 90% del daño inducido por la radiación UV sobre el ADN es consecuencia de la formación de dimeros de pirimidina-clobutanos".


Estas radiaciones UV aumentan el estrés oxidativo sobre proteína y lípidos. La capacidad antioxidante en el hombre se va reduciendo conforme avanza el tiempo. "El daño oxidativo es la mayor agresión que sufre la piel. Los mecanismosde oxidación son necesarios, pero su mala regulación afecta negativamente a la salud de la piel", agregó el doctor Jaén. Por otro lado, la enfermedad, el sol y el tabaco son otros de los factores externos que más estrés oxidativo producen en nuestra piel.


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